A veces me pongo a pensar
sobre qué métodos utilizan las personas para hacerles saber que lo que ellos
piensan está mal…
Hay personas que como no
comparten el mismo ideal, el mismo pensamiento que ellos, lo sacan automáticamente
fuera del círculo y fuera de cualquier discusión al respecto.
También están esas clases de
personas que no miden la forma en la que dicen las cosas, simplemente se agarran
de que “hay que decir la verdad cueste lo que cueste, duela lo que duela”… Yo
estoy de acuerdo con esa frase siempre y cuando se respete la integridad, el
pensamiento, y más que nada los sentimientos de la persona, porque uno no sabe
si lo que uno tiene que decirle le va a afectar mucho o no… Creo que la mayoría
de nosotros a veces no medimos las consecuencias de nuestros actos y por eso es
que pasan las cosas que pasan… Y luego uno se pregunta: ¿por qué estoy solo/a?
¿Por qué nadie confía en mí? ¿Por qué no me piden un consejo como se lo pide al
otro?... Y las respuestas son muy fáciles: ES POR NUESTROS ACTOS.
Es realmente increíble cómo lo
que hacemos día a día marca una gran diferencia en todo… No sólo en nuestra
personalidad y en nuestra familia, sino también en nuestro entorno todo…
Hay que tratar de decir las
cosas de buena manera, de ser generosos, de ser más sutil, más comprensivo, si
se prefiere… Pero, dentro de nosotros, sabemos que vamos a ser los mismos de
siempre… Para cambiar, se tiene que cambiar totalmente, y eso no ocurre…
¿O sí?...
De una, todo bien con la honestidad pero hay que buscar la manera de decir las cosas bien y no ser tan ásperas.
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